Por:
José Israel Espino Gaucin
Gracias
por darte el tiempo de leer este pequeño artículo que espero te sirva. La idea
nació por algunos comentarios en las redes sociales en donde pedían consejos de
cómo prepararse para el ENARM, y después, otras personas me mandaron mensaje
pidiéndome lo mismo. Pero, ¿Quién soy yo?, y ¿Por qué deberías de terminar de
leer este escrito?. Las respuestas son
muy sencillas, LA VERDAD NO SÉ jaja. No, no te creas si sé. Las verdaderas
respuestas son porque soy una persona que ya presentó ese examen 2 veces y en
las 2 las pasó con buena calificación. Además de que puedo tener las mismas
fallas, miedos, falta de conocimiento en ciertos temas que tú y que pueden
hacerte sentir que no estas tan preparado como los mejores promedios de la carrera
o del lugar donde trabajas. Ves?, podría parecerme a ti, podríamos tú y yo
sentir lo mismo cuando fallamos en una prueba, estamos cansados y con miedo a
la incertidumbre. Por estas razones, el escrito es para aconsejar y dar mis
opiniones, pero también, para contarte un poco de lo que viví para llegar al
ENARM. No sabía de donde sacar ideas para una historia tan peculiar y común,
pero pregunto, ¿No es la vida misma la musa más inspiradora?, ¿No es la vida,
con sus momentos malos o buenos, el baúl con el tesoro de la inspiración más
rico que conoceremos?. Yo creo que si. Y por eso entremos en el tema…
Por
si no entiendes qué es el ENARM, te digo que éste es el Examen Nacional de
Residencias Médicas, el cual es el examen que deben presentar los mexicanos o
extranjeros que quieran hacer la especialidad médica en el país. Se presenta 1
vez al año y por lo general es a principios de Septiembre. Hasta el 2008, se
presentaba en papel y después de ahí se presenta en computadora. Cuesta la
inscripción un promedio de 3000 pesos y se paga en el banco.
Es relativamente sencillo inscribirte, ya que
solo te piden información fácil de conseguir (datos personales, Promedio
académico, credenciales que te acrediten, etc) y solo la tienes que subir para
que te entreguen tu folio de inscripción. Folio que será el numero que te
acompañara durante todo ese año y
si eres
elegido, durante toda tu vida. Durante tu inscripción tienes que poner especialidad
elegida (Con posibilidad a 2da opción o rechazo de 2da opción), fecha y lugar
de presentación de examen, así como también el lugar donde recogerás tu
constancia si llegas a ser seleccionado. Pero esto no debe ser mayor problema y
te dejo la página oficial (
http://www.cifrhs.salud.gob.mx/)
por las otras dudas que tengas.
Esto
solo te lo digo para que si no eres de México o de medicina, entiendas de lo
que estoy hablando.
Este
año (2013) el ENARM fue presentado por 26600 médicos, para solo 6000 plazas de
especialidad médica disponibles actualmente en las instituciones de salud
públicas o privadas de la republica mexicana. Pero checa el dato, no entran a
la especialidad ni la mitad de los médicos. Matemáticas básicas, la mayoría
reprueba, o mejor dicho, su puntaje no alcanza para el rango que te pide la
especialidad elegida. Te puedes dar cuenta que 20,600 médicos se quedarán SIN
la posibilidad de hacer especialidad médica en el país. Un dato muy duro y que
te habla de la competencia a la que te enfrentarás desde el inicio de tu
carrera, internado, servicio social, y en especial, el día de presentar el
examen. Pero quiero expresar, antes que todo, que esos 20,600 médicos
generales, no son peores médicos, ya que ser médico es una profesión que
incluye muchas otras cosas, no solo hacer especialidad o no. Ellos solo no
obtuvieron el puntaje necesario o hubo alguien con mejor calificación que ellos.
Es simple, es como ver la imagen de una campana de Gauss (Si ya se que es para otra cosa, pero es para que se
den una idea) y todo lo que este adentro del rango mayor o menor, entra
a la especialidad. Muchos médicos se quejan de que son pocas plazas(también lo creo), no hay oportunidades en el
país (pocas pero si las hay, solo compite por
ellas y gánatelas), la prueba no es justa (eso
lo dicen más los que no lo pasan), es una prueba vendida (Posible, pero creo que hoy eso es más difícil y es
irresponsable pensar eso si no lo pasas) y de que es una prueba difícil (Claro que lo es y debería ser más difícil). Quejas
comprensibles de un sistema de salud que tiene deficiencias y que crece lento, y
el ENARM se vuelve el punto decisivo en hacer una especialidad o no. Pero
recuerda que este sistema de salud necesita a sus médicos generales y a sus
especialistas para no colapsar, y si quieres hacer especialidad, debes obtener
un puntaje mayor a otros para poder ser seleccionado. Por eso no todos los
médicos pueden hacer alguna especialidad médica. Entiendo totalmente lo
importante que es el médico general en el sistema de salud asi como lo es el
médico especialista. Pero bueno, a grandes rasgos eso es un poco lo que es.
Recuerdo
una frase que un maestro me dijo un día – Si
tu ideal es ser especialista (Yo creo que el de la mayoría lo es al entrar a la
carrera), tu debes prepararte desde el inicio para eso. Debes aprender
cada cosa que te sirva para contestar ese examen.
Esta
frase me dejo una enseñanza clave que entendí desde el principio de la carrera,
las cuales son:
·
Debo aprender para la vida.
·
Debo aprender a contestar los exámenes
correctamente.
Son
dos cosas totalmente diferentes y creo que ahí está la verdadera respuesta y
herramienta para todos. Entender que una cosa son las pruebas académicas y otra
muy diferente, la actividad clínica y los pacientes. Algo así como no aquel que
saca las mejores calificaciones será el mejor. No aquel que tiene mejores notas
en medicina, será el mejor médico. Y esto es porque en la clínica y con los
pacientes, influyen otros factores sociales, económicos, religiosos, etc., que
hacen que estas experiencias sean totalmente diferente a las académicas. Que
fácil sería que todo fuera como lo dicen en los libros. Que todo fuera cuadrado
o que las respuestas de cómo comportarte estuvieran en unas cuantas líneas.
Pero no, no lo es. En Medicina pocas veces las cosas son como en el libro y si
quieres ser especialista o conseguir grados académicos, antes de quejarte,
entiende la diferencia!. Pero nuevamente, no te confundas, no soy un numero uno
de la generación o el genio más grande que haya pisado la tierra, solo soy como
tu. Ni siquiera creo que sea listo. Tal vez el logro más grande que haya
tenido, es el que TÚ ME ESTES LEYENDO EN ESTE MOMENTO. Es más, déjame contarte
que hasta la preparatoria era bastante malito en cuestiones académicas y me
llegaron a decir la frase “TÚ NUNCA LLEGARAS A SER MÉDICO”, y mira lo que son
las cosas. No es algo que deba enorgullecerme, pero así es. Por eso déjame
contarte mi historia colega…
Vengo
de una ciudad pequeña del norte de México y soy egresado de una universidad
privada con sede en el norte del país. Realmente hasta 6 meses antes de entrar
a la carrera, no sabía que quería hacer de mi vida. Pensé ser Abogado,
Financiero, Filosofo, Boxeador, Agricultor y hasta chofer de camiones (De esos que viajan por toda el país. Quería viajar en
carretera, ver paisajes, etc… No me juzguen! Jaja).
Y
medicina, ¿Cuándo?, ¿Cómo?, ¿Por qué?. Elegí
dedicarme a esta hermosa profesión 6 meses antes de aplicar a las
universidades, no porque me gustara, sino porque era un reto. Desde ahí ya
sabía que el médico se enfrentaba diariamente más que a tratar enfermedades, se
dedicaba a tratar pacientes (NO SE EQUIVOQUEN
CUANDO GENERALIZO. SÉ QUE HAY MÉDICOS QUE NO LO HACEN, pero sé que tú que me estás
leyendo si eres de los buenos) . Y por mi gusto por el reto me
preguntaba ¿qué puede haber más retador que enfrentarse con el estado más
vulnerable del ser humano llamado enfermedad?. Eso que lleva a la persona al
sufrimiento de él y de los que lo rodean. En ese momento pensaba eso, y hoy, lo
sigo pensando. No existe nada más retador.
Durante
la carrera era un tipo normal. Me levantaba temprano, tomaba el transporte
público que me llevaba a la escuela, tomaba mis clases y regresaba a estudiar o
por lo menos poner en Facebook que estaba “estudiando”, tú sabes, para que no
se perdiera esa bonita costumbre de que si no pones las cosas en las redes
sociales, no lo estás haciendo. Me quejaba de lo mucho que dejaban para
estudiar, sentía de que no era bueno en lo que hacía, y tal vez como a ti, me
pasó por la cabeza muchas veces salirme de la carrera. Es normal, yo creo que
con la presión académica y el cansancio, todos llegamos a pensar eso. Más
cuando te salen mal las cosas. Pero no ahondaré más en el tema de la
universidad, eso es para otro escrito. Todo esto es para decirte que sin
pensarlo había terminado la carrera y estaba a 3 días de empezar el famosísimo
y bien ponderado, SERVICIO SOCIAL (SS). Estaba a 3 días de ganarme el grandioso
título de MPSS (Médico Pasante en Servicio
Social), y siendo sincero, no supe hasta el internado que significaban
esas siglas. Si lo sé, andaba un poco perdido. Pero sin perderme en el tema, mi
opción era hacer el servicio social en investigación. Me aceptó un instituto importante
del país con un gran tutor, y en ese momento, yo me sentía soñado. ¿Cómo yo, no
siendo tan bueno académicamente hablando (No te
confundas o creas que soy el peor de la clase, eso no nunca), sin
conocer gente o hacer trampa?, podía conseguir eso. Pues si, pensaba eso. Pero
la vida en el momento más oportuno, te tiene reservadas las mejores
experiencias y enseñanzas de tu vida. Por qué? porque NO ME ACEPTARON o mejor
dicho, NO ME DERJARON LIBERARME. Las autoridades escolares y de salud, me
dijeron que “no” cumplía los “requisitos”
para calificar a una de las plazas de servicio social en investigación. Me
mandaron un correo electrónico en donde me decían muy amablemente que había
alguien “mejor” para esa plaza. Pero déjame decirte que sé reconocer mis
limitaciones, pero también, mis fortalezas. Y me tendrás que creer que no fue
justo. Pero bueno, esto me ayudo a aprender muchísimo no solo de la medicina,
sino de la vida y de mi mismo.
Al
no ser aceptado para hacer el SS en investigación me tenía que ir a una plaza
rural de servicio social. Me reservo esa historia para después pero la resumo
diciendo que fue un año muy duro, pasé cosas hermosas y cosas terribles. Sin
duda las cosas terribles, no se le deseo a nadie. Cosas que si de por si, me
tenían asustado, lo único que provocaron cuando las conté fue que me ganara
unas cuantas burlas y que cierta gente me llamara mentiroso o usara otros
tantos malos adjetivos contra mi. Era un año decisivo porque aplicaría al ENARM
(2012) por primera vez y de verdad no lo estaba disfrutando o pasándola bien. Créeme que para el ENARM necesitas aparte de conocimiento, tranquilidad. Y mira que
la palabra tranquilidad, haciendo el servicio social en una zona rural, es muy
raro pronunciarla. Hay días muy pesados y con jornadas laborales con un
“horario” muy variable. Trabajas con poco, siempre te dirán que no trabajas o
no lo haces bien, y créeme que esas personas que te dicen eso, no diría que
están calificadas para hacer esas afirmaciones de ti. Si lo viviste, sabes de
lo que hablo.
Y
bueno, una noche de esas calurosas de 39 grados en el norte del país, en una
comunidad pequeña, con un ventilador que solo me aventaba aire igual de
caliente que el de la habitación, con mosquitos por todos lados, y empezando a
abrir el libro para estudiar para el ENARM, me vino a la mente un sencillo
pensamiento “Voy a pasar el ENARM. Alguna
de esas 6000 plazas que existen en el país, es mía”. Tenía que pasar, me
inscribí y no puse 2da opción de especialidad. Solo era cirugía o cirugía. Créeme
que no era soberbia, solo esa noche lo supe. Y empecé a estudiar, tema por
tema, leer cada cosa y entenderla lo más que se podía. Todos me decían que en
el ENARM viene mucho Ginecología y Pediatría, y si son más preguntas de esos
temas, pero no solo con esas 2 pasas el examen. Por eso leí de varios lugares,
varias fuentes, cansado como fuera, lo importante era leer. Leer para pasar ese
examen. Porque el ENARM solo eso es, un simple examen. Muy pasable y que estoy
seguro que mucha gente saca mala calificación más por miedo o estrés, que por
no saber medicina. Pero si, no te voy a mentir, hay gente que no lo pasa porque
es mal médico y mal estudiante, y claro, lo primero que hace es justificarse. Que
creen que por usar la bata o por vestirse de blanco ya lograran sus objetivos.
Que dicen que “Estudiaron muchísimo y leyeron muchísimo” pero que no pasaron.
Le diría a ellos, ENTONCES NO ESTUDIASTE TANTO COMO DEBÍAS. Y no, no es así, la
medicina te exige muchas academia y clínica. Por eso es a mi punto de vista la
medicina es tan perfecta.
Si tú
eres así, te invito a que pienses y no hagas más eso. Eso solo te afectará a
ti. El año de servicio social, es el año que más debes esforzarte en medicina
porque debes hacer cosas que tal vez no te pregunten en el examen, pero que aún
y aunque las hagas, esto no te da derecho para no estudiar. Créeme que así como
tú, muchos pasantes están realizando sus “obligaciones” de servicio social como
llenar formularios, papelería inservible, siguiendo normas obsoletas,
recibiendo regaños, y aun así, se están preparando
para presentar ese examen. Ese examen, que como te dije, no te hace mejor
médico general, pero si te hace especialista. El examen que te va a llevar a
que consigas una de esas 6000 plazas, que te otorgarán el privilegio de
especializarte más que en patologías especificas, en el tipo de paciente que
desees. Eso no es fácil, y si lo quieres fácil, solo te informo que no lo es. Cuesta
mucho entender que tus objetivos pueden costarte muchas lagrimas, mucho estrés,
muchos latidos cardíacos y tal vez, litros y litros de café. Y si ese es tu
objetivo es ser especialista, recuerda lo que tienes que hacer, DEDÍCATE A
APRENDER A CONTESTAR ESE EXAMEN. Ese año deja de usar esa frase de “Se aprende
para la vida”, y dedícate a “APRENDER A CONTESTAR ESE EXAMEN”. Frase un poco
romántica de “se aprende para la vida” y que deje de usar porque muchas de las
personas que la usaban, no lograban sus objetivos académicos. Recuerda que el
ENARM no define tu vida, solo define si entras o no a la especialidad. La
especialidad que solo es una parte de tu vida. Y entiende que no por cambiar tu
objetivo de estudio, dejas de aprender para la vida. Mal que pienses que si
estudias específicamente para un examen, el conocimiento de vida
automáticamente se borra.
Pero
continuando con mi historia, pasaban mis días y se acercaba la fecha. Así como muchos
médicos, estudie pero NO me sentía preparado. Estudiaba algunas horas por la
mañana (Si había oportunidad) y otras más por la noche pero siempre te va a
faltar algo que leer o que repasar. Es
muy difícil abarcarlo todo. Y de repente, se llegó el día del examen y lo
presente el último día de aplicación (Año 2012). Mi sorpresa es que con mi
calificación y viendo las estadísticas, había pasado sin problemas y entraba a
cualquier especialidad, y eso me hacia muy contento. Pero no todo era
felicidad. Algunos amigos no habían pasado el examen. Ese mismo día yo sabia
que se habían quedado fuera de poder entrar a la especialidad ese año. Que le
hacemos, así son las cosas. Seguí adelante, me cambie de ciudad, y pedí
oportunidad de trabajar adivina donde, en el mismo lugar donde me habían
aceptado para hacer el servicio social en investigación un año antes. Si ese en
donde te dije que no me dejaron liberarme o mejor dicho “no había cumplido el
perfil”. Ahora estaba haciendo lo que me gusta, lo que quería y por lo que
tanto había luchado. Lo disfruté muchísimo, conocí muchas, muchas cosas que no conocía.
Y conocí personas que hasta la fecha, tienen gran influencia en mi. Fue una
gran experiencia.
De
repente, otro día importante llega, el día de elegir hospital para
especialidad. Porque si pensabas que pasar el ENARM te resolvía las cosas, pues
no. Déjame decirte que es solo la primera parte de la historia del camino a la
especialidad. Pero pasaron ciertas cosas que cambiaron mis decisiones en ultimo
momento y decido en esas fechas que aunque ya había pasado el ENARM, NO IBA A
ENTRAR A LA ESPECIALIDAD. Quería seguir haciendo y aprendiendo del proyecto en el que estaba
en ese momento y sigo hasta la fecha. Me llamaron loco, tonto, frustrado, y
algunos me hicieron menos por seguir mis objetivos y por no entender que si las
cosas dependen de mi, de algún modo las conseguiré. Un día me dijeron que no
iba a ser doctor, se equivocaron. Un día me dijeron que no iba a estar haciendo
lo que hago hoy en día, se equivocaron. A ellos que dudaron, créeme que les
agradezco. Sin ellos tampoco hubiera sacado fuerzas para seguir adelante. No es
fácil, porque en ese momento quería empezar a “aprender para la vida”, pero
tenia que volver a preocuparme por pasar el ENARM, preocupándome otra vez por
“aprender a contestar un examen”. Contestar 450 preguntas, que deciden otra
vez, si iba a ser especialista o no. No es fácil, pero si era por seguir mis
objetivos, valía la pena.
Volver
a enfrentarme al ENARM si que iba a ser difícil. Fue una temporada pesada, pero
aún con mis miedos y frustraciones pasadas, lo tenia que volver afrontar, no me
quedaba m..oaa﷽﷽﷽﷽﷽ue volver afrontar,
no me quedaba me otfraciones pasadas, tenia que volver a afrontar y no podria .
una parte de tu vias. Las personas que conocían mi historia decían, “Ya
lo lograste una vez. Esta vez también lo harás”. Eso en lugar de ayudarme me daba más miedo. Sabía que al ENARM se le
tiene respeto y te debes preparar muy bien. Me preparé relativamente poco,
porque me costo mucho más trabajo que la primera vez este último examen, sin
duda. Me costo mucho porque cosas que no repasas o estas leyendo, se te olvidan.
Volver a leer síndrome raros, bioquímica, etc., que son temas extensos pero que
podrían venir en el examen, fue un verdadero reto. Y sabes que fue lo peor, QUE
NADA DE ESO ME LO PREGUNTARON OTRA VEZ!. Te repito, fue mucho más desgaste que
la primera vez. Ese día lo único que pensaba era que no debí estar exponiéndome
a presentar el examen otra vez y lo difícil que era conseguir los sueños.
Una
noche antes, no dormí casi nada, me sentía físicamente mal pero bueno, jamás le
digo que no a mis sueños y si así había decidido, tenia que aceptar las
decisiones de mis actos. Nunca en mi vida he estado apunto de romperme. Ni en
los peores momentos del Servicio Social, y déjame decirte que en la segunda
parte del examen, sentí que ya no podía, que todo lo estaba contestando mal y
que en realidad no entendía que preguntaban. Me paré, hice una pausa, fui al
baño, me encerré y estuve apunto de romperme. Pero recordé algo, la experiencia
de volver a presentar el ENARM solo es una parte de la vida del médico. Solo
una pequeña parte de todo lo que tendrá que vivir en su experiencia diaria, que
seguirá aunque quede o no quede en la residencia. Regrese a mi lugar a
continuar con el examen. Faltaban unas cuantas preguntas para terminar y pensé
en mi familia, en cada momento importante de mi vida que me habían llevado ahí
y en las enseñanzas de las derrotas
pasadas. Esas enseñanzas que tú, yo, todos tenemos. Que pueden ser el empujón
que en el último momento se necesita. Y
así, termine el examen, cerré la computadora y empecé los pasos más difíciles
en toda mi carrera profesional, los que te llevan hasta el lugar donde te
imprimen tus resultados.
Al
llegar por mi resultado, no lo quería recoger. Sentía nausea y me dolía el
estómago. Pero al final al ver algunas caras tristes y otras contentas, decidí
recoger mi resultado. Me sentí muy feliz al recibir mi calificación, ya que
había sido buena. No grite o hice más alboroto, solo me acerque con mis amigos
y me quede muy cayado. La gente pensaba que me había ido mal. Pero no, es que
no podía explicar todo lo que significaba volver a pasar ese examen y saber que
todo lo que había vivido había valido la pena. No por demostrarle a los demás
que soy bueno, como sufrí, soy un mártir, no para nada. Solo porque me di cuenta
que si había demostrado que era mejor que alguien, Si ese alguien, el que era YO
un año antes. Recordé a cada una de las personas que habían formado parte de mi
en ese año y cada experiencia vivida. En mi historia que hoy puedo contarte con
mucho gusto esperando que te sirva. Sabiendo que debe haber 26600, de cada uno de
los sustentantes a la especialidad las cuales son historias interesantes y
llenas de experiencia.
Por
último, recuerda que si de verdad es tu sueño llegar a ser especialista en México,
tú puedes pasar ese examen. Si de verdad es tu sueño, levántate cada mañana
pensando en ese objetivo. Come, toma, respira y piensa en ese sueño. Recuerda
esforzarte más que el resto de la gente. No le demuestres nada a ellos,
demuéstratelo a ti mismo. Tienes la capacidad, estoy totalmente seguro y si no
la tuvieras, solo es cuestión de trabajo y estudio diario para conseguirlo. Te
aseguro que la única diferencia entre el que pasa honestamente el examen y el
que no lo ha pasado, es el trabajo y estudio diario. El miedo que puedes sentir
a ese examen, no te debe detener, te debe impulsar. No te engañes como esos que
dicen “estudie muchísimo, leí todo” y al final no pasaron. Para el ENARM
necesitas leer, captar y aprender a contestar. NO necesitas decir que
estudiaste mucho, ya que en decir y hacer hay una gran diferencia. Esos que
dijeron “Estudie muchísimo, leí todo pero no pase”, hoy lo deben estar
aprendiendo. Recuerda que aunque no te conozca, te debo decir que debes seguir
tus objetivos y nunca darte por vencido. La primera derrota esta en decir, “no
puedo”, “no lo lograré” y “ya me canse de intentarlo”. Si tu sueño es ser
especialista, esfuérzate hasta que lo logres. Tu éxito tú lo buscas, y tú te
esfuerzas por él. Si tú no lo haces nadie lo hará por ti. No le eches la culpa
a dios o al destino por las cosas que te pasan o no te pasan. No le dejes a él
tu trabajo, esa es tu responsabilidad. Recuerda
que la medicina no se resume a un examen. La medicina se resume a una vida que debes
leer, entender, aprender y aplicar. Recuerda que el ENARM es solo una historia
más, un año más.
Por: José Israel Espino Gaucin
Twitter: https://twitter.com/Dr_espino